Técnica mixta, 2023/24, 200x 130 x 165 cm (aprox).
Vivir es morir, tejer es destejer y viceversa. El presente, un proceso de tránsito entre la vida y la muerte; un trayecto donde el cambio es una constante La memoria recoge en sí, la idea de las ausencias, siendo el proceso artístico el que permite reconquistar aquellos espacios.
El tejer es una práctica ancestral y catártica, la herida se entreteje con la utopía; dando lugar a una amalgama de fragmentos en constante crecimiento. Se trata de una arquitectura, una danza de elementos que parece proyectar las ideas de anclaje, desplazamiento, metamorfosis, atravesamiento (un juego con la gravedad).
El tapiz infinito como un acercamiento a esa idea de no final (el devenir); la metamorfosis de la vida queda reflejada en el tapiz. En este sentido, los rastros (“rastrojos”) del taller son el punto vertebrador de este conjunto multidisciplinar que siempre hunde sus raíces en la pintura, pero que se fundamenta en ese carácter híbrido.