Óleo sobre tabla, 2021, 122×92 cm.
Los personajes se presentan sin rostro, en una escena interior en segundo plano que corta la visión de la mitad superior del cuerpo y nos obliga a entender las relaciones que se establecen entre ellos a través de la gestualidad de las manos, los pies y los objetos que forman parte de la escena, dándonos a entender qué está sucediendo o ha sucedido arriba, fuera de nuestro encuadre.
Con el uso de un plano picado desde una perspectiva más baja que la de la escena he querido transmitir la sensación de ser partícipe de la intimidad ajena, e introducir al espectador en el escenario dejándole un espacio dentro de la obra.