Grafito sobre papel, tela y plumas. Medidas variables, instalación. 2024.
“La espiral es un intento de controlar el caos. Tiene dos direcciones. ¿Dónde te sitúas, en la periferia o en el vórtice? Empezando por el exterior, está el miedo a perder el control; las vueltas son cada vez más estrechas, una retirada, un proceso de presión encaminado hacia la desaparición. Empezar en el centro supone la afirmación del acto de dar, de ceder el control: de confianza, de energía positiva, de la vida misma. Las espirales -siempre girando- representan la fragilidad en un espacio abierto. El miedo hace que el mundo siga girando.”